Viaje al Gran Cañón. Capítulo 6 - Un simpático anciano de Overton me desea buen viaje

Gran Cañón. Capítulo 6

Guerra Interior

Hacia última hora de la tarde empiezo a notar el suelo y el matorral característico que indica que estamos ya muy cerca del río. Este es un buen sitio para pasar la noche y encarar el cruce del Virgen por la mañana, con todo el día por delante para poder afrontar cualquier dificultad o imprevisto. En el Kanab aprendí la lección.

A la mañana siguiente, el 27 de Abril del 52, el cielo está completamente cubierto por espesas nubes que hacen que parezca de noche. Tanta oscuridad me hace temer una profunda borrasca que podría dejar mucha lluvia y que podría venir del norte, con lo que el río podría estar bajando con mucho caudal.

El café de la mañana me hace despertar y darme cuenta de que mi temor es infundado. Acabo de tener un despiste digno de principiante. Al cruzar ayer al estado de Nevada he entrado en un huso horario diferente y ya ayer por la noche cambié de hora el reloj, sin embargo el estado de Nevada aplica el cambio de horario de verano y no son las 6:40, como creía, si no las 5:40, y al sol aún le falta un buen rato para salir. De ahí tanta oscuridad [pulsa el 1 para ver nota]1.

Aunque está nublado, no hay motivo para tan malos augurios.

Quizá sea el cansancio pero debería haberlo recordado ya que en Flagstaff leí un artículo del periódico precisamente sobre un debate creciente que hay entre la población del estado acerca de eliminar el cambio de hora en verano.

Al llegar hasta el río y ver las condiciones me siento con confianza aunque me lo tomaré con mucha precaución y lo estudiaré bien. He cruzado en mi vida muchos ríos a caballo pero no estoy acostumbrado a que tengan el fondo fangoso; eso es nuevo para mi.

El caudal es algo mayor que el del Kanab pero veo puntos más estrechos y varias zonas con buenas posibilidades. Aunque hay partes muy arenosas e impracticables, se intercalan otras de suelo notablemente más estable y con poca arena en los que se ve el fondo pedregoso.

El instinto me lleva a uno muy cercano. Vamos a entrar con precaución, tanteando el fondo. Margaret va bien, con seguridad. Antes de que me de cuenta ya hemos pasado la mitad. La corriente es algo fuerte pero el suelo es muy estable por aquí.

Sin mayor problema, dejamos atrás el río. Al llegar a la otra orilla se pisa un suelo bastante inestable y fangoso pero sólo necesitaremos un poco de paciencia para atravesarlo, ya sin corriente que nos desestabilice.

Para cruzar el río Moapa, cuya confluencia con el Virgen está muy cerca de aquí, ni siquiera se me ocurriría intentarlo a pie. Aunque en los mapas aparece con ese nombre, Al me advirtió de que los locales lo llaman río Muddy, cosa que lo explica todo [pulsa el 2 para ver nota]2. La cercanía con el pueblo de Overton ya me había inclinado a cruzarlo por un puente cuando planifiqué el viaje. Además, atravesarlo por ahí me llevará directamente hasta uno de los puntos más interesantes del viaje: el Valle de Fuego.

La jornada va como la seda. Antes de media mañana ya estoy en Overton. A ratos sale el sol y después pasan pequeñas nubes que dejan caer una llovizna muy ligera que refresca el ambiente y evita unas temperaturas ciertamente altas.

Viaje al Gran Cañón. Capítulo 6 - Un simpático anciano de Overton me desea buen viaje
Un simpático anciano de Overton me desea buen viaje
(Personajes 3D: Luis Polo / Foto de fondo: IA y Luis Polo)

Todo el Valle de Moapa, que engloba los pueblos de Logandale y Overton, y otros núcleos más pequeños, son comunidades de fuertes creencias mormonas.

Muchas veces he escuchado críticas muy duras sobre los mormones. En Wyoming sólo tienen unas pocas y pequeñas comunidades y no se sabe mucho sobre ellos.

Yo me considero una persona religiosa. He ido muchas veces a la iglesia, sobre todo de joven, con mis padres, sin embargo aunque muy pocas veces he hablado sobre esto, nunca he encontrado a Dios en la iglesia y siempre lo he encontrado en la naturaleza.

He aprendido las enseñanzas evangélicas pero mis padres no le han dado una especial importancia a mi educación religiosa. Nunca me ha quedado claro lo que piensan realmente sobre ello. Es un tema que no está bien visto cuestionar.

Sin embargo, en la comunidad he visto algunas veces odio hacia los mormones a pesar de hablar siempre de oídas. Desgraciadamente he conocido las peores consecuencias de hacer eso.

Creo que igual que a cualquier otra religión o comunidad diferente, si tratas a los mormones como mormones, serán mormones, pero si los tratas como personas, serán personas. Es un camino que va en ambas direcciones, que está en la mano de cada uno hacerlo peligroso o seguro.

Si cruzas un desfiladero a toda prisa y sin interés en él, sólo te centrarás en los peligros del camino, sin ver el paisaje en el que se encuentra, y además corriendo el riesgo de que acabe mal. Si lo cruzas pausadamente, podrás abrir los ojos y disfrutar y enriquecerte del entorno en el que se encuentra.

A pesar del objetivo que teníamos los Aliados en Europa, había muchos soldados entre nosotros con fuertes convicciones antisemitas y eso provocó más de una pelea con soldados judíos. Personalmente creo que esas ideas eran más por tradición familiar o social, de su entorno, que porque de verdad tuvieran algo contra los judíos, es decir, prejuicios que generaban conflictos aún no conociendo de nada a la persona a la que ofendían.

Más allá del objetivo de la guerra, todos los soldados, judíos o no, no eran más que chicos que querían volver a casa con sus padres sanos y salvos, conseguir un trabajo, formar una familia y cuidar de sus hijos, igual que hicieron sus padres con ellos. Esta parte, la más obvia, no era la que algunos tenían en cuenta.

Dicen que vivimos en la tierra de la libertad. A mi modo de ver, si eso es así, y así me gustaría que fuera, no es de mi incumbencia la vida de los demás y creo que nadie se debería de meter en lo que cada uno haga con su vida, guste o no, siempre que no cometa ningún delito.

Siempre asociamos la libertad a en cuánto se mete el gobierno en nuestras vidas pero, ¿qué pasa con nosotros?. ¿Juzgamos a los demás de la misma forma que aceptamos que nos juzguen?.

Creo que es un error escudarse en la libertad pensando sólo en las leyes que la amparan.

En Glendale tenía un vecino que se quejaba continuamente de lo entrometido que era el gobierno en nuestras vidas pero se tomaba la libertad de estar siempre pendiente de lo que los demás hacíamos o pensábamos y según eso, de juzgarnos con enorme ligereza. No era por el hecho de entrometerse si no por hacer juicios sumarísimos. Cuanto menos te parecías a él, más condenado estabas y según ese juicio, así se comportaba contigo. Creo que eso es algo muy habitual; juzgar según cuánto se parecen los demás a nosotros, con lo que eso significa. Luego intentaba que otros vecinos, los que veía más parecidos a él, sentenciaran también a esa persona según su sesgado juicio.

Creo que no hay mayor libertad que la de no ser juzgado con ligereza por alguien que no está en tus zapatos; por alguien que se pone a sí mismo y a su entorno como una vara de medir la corrección.

Viviendo en comunidad, en pueblos, ciudades… un juicio sesgado, interesado, sentencia a alguien. Yo no veo ahí libertad si no todo lo contrario. Así funciona el sistema judicial en las dictaduras para eliminar a quien no les gusta.

Un poco antes de salir de Overton, un chico apoyado en la cerca de un gran huerto me da los buenos días y me pregunta amablemente si necesito algo para el viaje.

Quizá por inconscientes prejuicios o simple ignorancia, no he podido evitar pensar que seguramente era mormón. El chico fue muy considerado. El caso es: si hubiera sido antipático conmigo, ¿lo seguiría viendo simplemente como un chico antipático, o lo convertiría automáticamente en un antipático mormón?, por esa extraña y primitiva costumbre que tenemos de adscribir los defectos o virtudes de una persona a algún hecho diferencial o característico de esa persona, o de la comunidad a la que pertenece.

Prefiero pensar que la razón sobrepasaría a los prejuicios pero la realidad es que no lo sé. Replantearme y cuestionar continuamente mis propias convicciones y razonamientos me hace no estar nunca seguro de nada sobre la mayor parte de mis propias opiniones y hacen que mi mente sea un campo de batalla constante. Es algo que no puedo evitar.

Prima

Desde el día anterior por la mañana estaba pensando en buscar una fonda en el valle de Moapa para descansar un día.

Aunque no me di prisa en ningún momento, está siendo un viaje muy intenso, tanto para el cuerpo como para la mente, y aún queda mucho por delante. Margaret también lo agradecerá.

Por otro lado, el clima en esos dos últimos días estaba siendo realmente horrible. El cielo volvía a estar completamente cubierto por espesas y oscuras nubes y continuamente caían lloviznas que aunque eran ligeras, descargaban unas cinco o seis veces al día.

Los pueblos del valle son muy pequeños pero encontré una humilde fonda que me sirvió de maravilla. Un techo y una cama era todo lo que necesitaba. Además tenían una pequeña cuadra para caballos.

El 28 de Abril amanece igual o peor. El día está tan oscuro que casi parece de noche y llueve a cada rato, sin embargo en la radio dicen que al día siguiente hacia el mediodía, el tiempo empezará a mejorar.

El día 29, martes, aunque amanece aún con algo de lluvia, un poco antes del mediodía, efectivamente el sol comienza a hacer tímidas apariciones, un poco más largas cada vez, y las precipitaciones cada vez más esporádicas y cortas. Comeré pronto y saldré hacia el Valle de Fuego, al que desde aquí se llega en poco más de una hora.

Y así lo hago. A primera hora de la tarde ya estamos en el Valle del Fuego, una vez más, de tantas ya, sorprendido por la espectacularidad del paisaje.

Como si de una gran obra musical clásica se tratase, el paisaje comienza con un gris por momentos tedioso, luego cambia a un interesante amarillo y termina en una explosión de espectacular e hipnótico rojo.

Los rayos de sol, ya casi permanentes, se encargan de realzarlo en un trabajo conjunto, como si las rocas de arenisca necesitasen de esta luz para ser quienes son.

En un punto del camino donde, según me voy acercando a Las Vegas se empieza a ver a algún que otro turista, me encuentro a un hombre también a caballo, parado, admirando el paisaje.

—Buenas tardes señor —le digo—, cuanta belleza, ¿verdad?.

—Buenas tardes amigo; es cierto, esto es un regalo para el ser humano.

—¿Es usted de por aquí? —le pregunto. Por algún motivo su cara me resulta familiar.

—No, pero vengo cada vez más a menudo a Las Vegas. Quizá en un tiempo acabe siendo de por aquí.

—El caso es que me resulta usted familiar.

—¿Le gusta la música? —me contesta.

—Sí, ¿cómo no?. Me encanta.

—Quizá me conozca por eso. Mi nombre es Louis Prima. ¿Le suena? [pulsa el 3 para ver nota]3.

—¡Por el amor de Dios!, señor Prima, soy admirador de su música. ¡Claro que le conozco!. Quizá al no verle de traje… Es una grata sorpresa encontrarle y sobre todo por aquí.

En el Valle de Fuego con el músico Louis Prima
Con Louis Prima en Valle de Fuego
(Personajes 3D: Luis Polo / Foto de fondo: IA y Luis Polo)

—Mis pasiones son la música y los caballos. Siempre que me es posible, me escapo, pero no me malinterprete por favor, no me escapo de los fans; soy consciente de que se lo debo todo a ellos. Me escapo de managers, promotores y toda esa gentuza que quieren que trabajes para quedarse ellos con el dinero, mientras lo único que hacen es invitar a alguien a una cena de cincuenta dólares el plato y poner su firma en un papel.

—Imagino que a pesar de la felicidad que irradia cuando actúa, debe de ser una profesión difícil.

—Es fácil por lo mucho que me gusta; me apasiona —contesta él—, pero sí, todo lo que la rodea, a veces, te hace querer escapar. Además, montar a caballo me hace revivir y recuperar el humor, y me inspira para componer. Señor…

—Oh, perdóneme, no me he presentado —y nos estrechamos la mano—. Mi nombre es Ricardo Kaplan. Estoy viajando alrededor del cañón. Soy de Wyoming. He salido de Flagstaff el pasado día 17 y está siendo un viaje apasionante.

—¡Vaya!, ¡Wyoming!. Para un amante de los caballos eso debe de ser el paraíso. Le envidio —me dice.

—No nos podemos quejar, es cierto. He vivido unos años en Los Ángeles y está bien pero Wyoming es mi hogar. Allí siempre he encontrado la felicidad. Es una tierra dura; no es para cualquiera, pero me hace sentir vivo y agradecido.

—Ahora soy yo su fan —replica él con una amplia sonrisa—. Ya me gustaría tener ese sentimiento. Me gusta Las Vegas y probablemente en un tiempo acabe viviendo aquí, pero me gusta porque les gusta mi música y aquí, hay música por todas partes. También hay lujo y a mi me gusta el lujo, pero no es un lugar del que sentirse orgulloso.

—Verá —continuó—, Las Vegas es como una gigantesca sartén llena de maíz explotando continuamente. Si te gustan las palomitas de maíz la disfrutarás pero necesitas apagar ese fuego de vez en cuando o te volverás loco con tanto estrépito. Por eso me ha encontrado aquí. Si no pudiera salir a cabalgar por zonas como esta, probablemente no podría con esta ciudad.

—Le comprendo —le contesto asintiendo con la cabeza—. Me pasaba lo mismo en Los Ángeles. Para alguien que apenas conocía nada más que las montañas, como era mi caso, aquello era interesante y atractivo pero también era una locura y necesitaba salir de allí regularmente. Sin embargo de Wyoming no siento la necesidad de salir nunca, si no todo lo contrario. Y además es donde está mi familia.

—Pienso que las ciudades como Los Ángeles —añadí—, Las Vegas no la conozco, son como un bonito envoltorio que esconde un regalo que no te gusta; te llaman la atención y quieres mirar pero cuando rascas un poco te decepcionas con lo que hay dentro. En Wyoming lo que ves es lo que hay; te puede gustar o no pero no te engaña. Pero también creo que depende de qué ojos lo miren. No todas las personas están hechas para los mismos sitios y hay que aceptarlo.

—No deje usted nunca de disfrutar así de lo que tiene, amigo mío —dijo el señor Prima—. Es usted un privilegiado con cosas que el dinero no puede comprar.

Continuará


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  1. El horario de verano del estado de Nevada, al igual que en otros estados del oeste, ha sido tradicionalmente motivo tanto de debate como de confusión y ha llegado a eliminar y a volver a implementar el cambio de hora veraniego en diversas ocasiones a lo largo de su breve historia. El huso horario que le corresponde a Nevada es el llamado Pacific Standard pero en verano aplica el llamado Pacific Daylight que, para complicarlo más, en esos meses coincide con el llamado Mountain Standard; el de la vecina Arizona, que no cambia de horario en verano, exceptuando las tierras de la Nación Navajo al nordeste del estado y que Ricardo bordeó cuando ascendió a North Rim, que sí aplican ese cambio. El resumen de este entuerto es que aunque Nevada y Arizona pertenecen a husos horarios diferentes, en verano tienen la misma hora. Aún hoy día todo esto genera confusión entre la población del resto del país sobre qué hora es en estos estados ya que el enorme turismo de Las Vegas, al ser mucho mayor en verano, cuando coincide con el de Arizona, suele hacer pensar que ambos estados comparten el mismo huso horario. Pulsa la siguiente flecha para volver a donde estabas. ↩︎
  2. Muddy en inglés significa fangoso y efectivamente es la forma que realmente muchos locales tienen para referirse al río Moapa, e incluso aparece indistintamente con un nombre u otro según el mapa. Pulsa la siguiente flecha para volver a donde estabas. ↩︎
  3. Louis Prima fue un famoso músico de jazz y swing, hijo de emigrantes sicilianos, muy popular en su tiempo y con una amplia y extensa carrera. Fue contratado para tocar muchas veces en Las Vegas y a mediados de la década de los 50 acabó por establecerse en esa ciudad durante varios años. Era muy valorado por su capacidad de exaltar al público durante sus shows. También era conocido por su característico sentido de la justicia laboral y tuvo varios encontronazos con productores y organizadores por creer que se llevaban una cantidad de dinero por sus shows que no merecían, y también rechazó contratos muy suculentos por pensar que no eran suficientemente justos. Sin embargo nunca rechazó firmar autógrafos a sus fans o hacerse una foto con ellos cuando se lo pedían, con quienes tenía fama de ser siempre amable y agradecido. Tenía gustos caros y le gustaba el lujo. Los caballos eran una de sus pasiones. Pulsa la siguiente flecha para volver a donde estabas. ↩︎

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Este capítulo fue publicado originalmente en Lobo Tactical el 27 de Febrero de 2020.


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